Casa Cañada ∙ 2005

Tranquilidad y discreción profundas

Un terreno descendente, soleado y frondoso se aprovecha para maximizar un espectacular emplazamiento. Dos niveles principales ocupan el centro del plano, ofreciendo una privacidad casi invisible. El natural juego entre las plataformas y los niveles desdibuja constantemente el límite entre lo interior y lo exterior. Ventanales de seis metros que van del piso al techo encuadran las deslumbrantes vistas al jardín que se extienden desde la entrada hasta una suntuosa biblioteca y sala. Un discreto acceso peatonal y vehicular preserva la integridad topográfica e inicia una dramática progresión espacial. Transparencia y tranquilidad como la profunda satisfacción de los residentes.